martes, 21 de febrero de 2017

EL PONCHO
 En el poncho no están solamente el hilo y la hilandera. Esta la tierra callada y grávida, el canto de las calandrias y la soledad del cardón: están los sueños y las rebeldías del hijo de la tierra; está el adiós del que nunca volvió; está la vidala otoñal, quejándose en aire de leyenda y está el amor, hecho ternura y hermandad, en su sereno esperar. .(Atahualpa Yupanqui )

Carta de Juan Martín de Pueyrredón a José de San Martín, 2 de noviembre de 1816:
“…además de las 400 frazadas remitidas de Córdoba, van ahora 500 ponchos, únicos que se han podido encontrar. Se dio la orden para que se compren los que faltan, librando su costo contra estas cajas..
Están dadas las órdenes para que se remitan a usted las 1000 arrobas de charqui que me pide para mediados de diciembre.
…van todos los vestuarios pedidos y muchas mas camisas. Si por casualidad faltasen, toque usted el arbitrio  de un donativo de ponchos, mantas viejas y frazadas de ese vecindario; no hay casa que no pueda desprenderse de una manta vieja.”  Es menester pordiosear, cuando no hay mas remedio.”
Pero a San Martín no le alcanzaba la ropa para tanta cantidad de soldados y el gobierno de Bs. As le empezó a regatear envíos. Hasta que Pueyrredón le dice “que lo van a colgar” si sigue enviándole   “ pañol” , dinero, pertrechos. (Archivo H. de Mendoza)

·         Tengo adentro una sangre…..que me llora y me llora….y me pone de miel….el cuerpo  entero…..Soy el silencio de las mujeres……que tejen lo que callan….., sus lanas coloradas….y el ají amarillo…de las comidas al alba….y esto que mas me duele…y que me aqueja….(Manuel Castilla)

En los fondos documentales de los archivos históricos , encontramos interesante  información:
16 de agosto de 1827, el general  José María Paz  le escribe Lavalleja: …”.ya sabe, el señor gral. en Jefe  de la Caja del  Ejército no tiene un peso y los artículos que llevan los vivanderos, se hallan a un precio tan exorbitante que tre s meses de paga de un oficial subalterno, no bastan para comprarse un poncho de bayeta o paño y un pantalón. La desnudez de los oficiales y tropa, es cada dia mas vergonzosa y horrible; hay muchos soldados que no se mueven del rincón de sus barracas y que no tienen mas que un poco de paja para reclinarse y cubrirse.
El Hospital del Ejército, lejos de ser un asilo, en que se alivie el soldado doliente, es una casa que, en el estado que se halla, es la mas propia para agravar las enfermedades y hacer mortales las mas leves.. No hay lienzo para vendas, no hay hilas ni cobijas, no hay con que alimentar a los enfermos mas que carne sin sal y están cubiertos de insectos y no hay un medio para aliviarlos. (Boletín histórico  N° 49).”
*Tu mujer y tus hijas hilaban los vellones…..de la majada, como quien hila nubarrones….// Barracanes y mantas, puyos y calamacos….escardaban pelambres de llamas y guanacos;…y tejidos a pala, tus ponchos molinistos,……prendían la codicia de los ojos vallistos….porque eran apretados de trama y dura urdimbre….como si fueran hechos con los nervios del mimbre….(Víctor Adolfo Seri)

Como siempre andaban tan escasos de todo, si podían , se quedaban con el botín del enemigo, no sólo de los pertrechos militares sino especialmente, del depósito de vestuario, si tenían. Después, algunos soldados parecían medio disfrazados con pantalones y camisas de otro color que el suyo.
·         Compañero en toda hora…..testigo de mi pasado…., aunque estés viejo y ajado…..siempre serás para mi,….la reliquia guarní….de este suelo santo y puro,… no te dejaré, te juro,…..mi viejo poncho colí. (Heraclio Perez)

El Reglamento Provisorio de Artigas (1815) establecía los derechos  que debían pagar las mercaderías extranjeras y protegía a la tejeduría local, pero fracasó ante la intransigencia porteña. (Archivo Histórico del Uruguay)
También se emplearon otras fibras como el algodón de palo borracho, la fibra de palma mbocayá y de la ortiga brava, los filamentos del capullo  de una mariposa  parásita del algarrobo y hasta el pelo de perro. (Tejidos incaicos y criollos, Fausto Burgos)
Desde 1835 y por casi 20 años, Mendoza sostuvo la industria de la seda. Se tejieron bellas prendas, pero una epidemia atacó a los gusano de seda y la producción desapareció.

La tintura mas importante, de origen animal, es la grana que se obtiene de un insecto parasito, la cochinilla de la tuna, el quimil y otro tipos de cactus..
Las chaquetas de la guardia real británicas estaban teñidas con grana americana.

El hombre que se tiende sobre la tierra con la sola compañía de su poncho, se tiende sobre muchos  recuerdos de la infancia, sobre las últimas consejas de la madre, sobre el adiós del tata que se marchó por caminos definitivos; set tiende sobre la promesa de la primera novia en la montaña y sobre los dolores de la raza y las esperanzas del pueblo. (A. Yupanqui)
Algunos ponchos indios:
El puyo de vicuña y llama; lo curioso del cardado es que está hilado c franjas  castañas.
El araucano, de doble cruz, remonta la alegría de sus colores vistosos en una gama de matices potentes.
El incaico, de tres tonos, que comprende el colorido indio, con su guarda azteca, de arabescos brillantes, en blanco y negro.
El vallista, gris con guarda azul, poncho para pueblos de tardes lujosas.
El diaguita, castaño con guardas y el tinogasteño de azul puro, parecido a una franja luminosa arrebatada al cielo.
El riojano, de lana y el correntino, cubierto de un sinnúmero de rayas grises y el poncho satamariano, de color impoluto, igual que el tinogasteño, de esplendoroso colo azul..
Los troperos usaban el poncho pardo, de trama bien cerrada, que ni las heladas pasaban. ( Juan José Berón. “Los domadores”).
*Viejo lancero de Urquiza,….estás fuera de la historia,….no ambicionaste otra gloria….que tu lanza y tu divisa….///Tu poncho color ceniza….fue guía en los entreveros,….y ente los golpes certeros   …de tu lunado rejón,….se hizo trizas el frontón….de los rojos mazorqueros. ( Décimas de J. Zaragoza)



 
Mi hija Alfonsina-cuando vivía en Alemania, paseando por la nieve , con uno de mis ponchos .Lo tejió. la artesana, Sra de Orcellet de Villa Elisa. Una belleza.

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