miércoles, 7 de febrero de 2018

ALGUNAS CORTITAS.

Después de la derrota de Caa Guazú, durante los últimos días  del gobierno del general Echague, la provincia  de Entre Ríos se sumió  en una situación de desamparo y desgobierno. La legislatura elige al general Justo José de Urquiza y éste en una proclama le dice al pueblo: DESNUDO DE CUANTO HALAGA, OLVIDO LO QUE PUEDO, ¡SÓLO RECUERDO LO QUE DEBO!  ENTRO A MANDAR, OBEDECIENDO.
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“SE LO LLEVO PA LAS CASAS”
En 1839, las fuerzas entrerrianas andaban guerreando en la Banda Oriental. El administrador de la Receptoría de Concordia, se había ido con la tropa y dejó de encargado a un tal Clusellas. A su regreso, se encontró con un desorden de cuentas increíble y para colmo, Clusellas se había llevado la documentación a “las casas” y no quería entregarlos. A los pocos días, se muere, entonces el administrador puede hacerse cargo nuevamente e informa a Vicente del Castillo, algunos gastos:
A Pedro de Gualeguay, que fue bombero en el Estado Oriental…al indio Poli, lancero….a clarines de lanceros…al chasqui que fue al Paraná…al cabo Vega para una muda de ropa….al ayudante Pacheco para un poncho…a una” médica”…a un espía que vino del Gualeguay…a Rufino para un enemo (enema?)….a Basualdo para un chiripa…a Goris para una faja para sujetar el chiripa…al mayor Berdún para zapatos…a la médica que anduvo asistiendo a los enfermos….al ayudante  Pavón para unas botas… unos pesos para  cuchillos de 3 soldados  y 120 gastos más.
Por el déficit de la Caja, pido vender los bienes de Clusellas para poder pagar las deudas, especialmente a los comercios de Concordia., porque de no, no sabré que hacer.
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VETERANAS
La vida en los fortines era de total pobreza.  Cuentan escritores como Prado o Ebelot que muchas veces los salvajes no estaban muy interesados en los saqueos de los fortines porque ni los matungos les servían.
La provista de ropa de invierno llegaba en verano y la verano más tarde que nunca...
 Los sábados, se suspendía el trabajo y se dedicaban al aseo. Todos iban a la laguna a bañarse y lavarse la ropa. Muchos aprendieron a planchar la camisa y los calzoncillos con una botella calentada al sol y haciendo servir de mesa, la carona de suela... Pero había un consuelo…Los cuerpos de línea reclutaban y llevaban consigo a remolque, tantas mujeres, como cuentas, los soldados. Esas reclutas con polleras asimilaban rápidamente el espíritu de cuerpo, le tomaban gusto al cuartel y no lo dejaban más...

                                                 Algunas mujeres fueron forzosamente llevadas a los fortines

Cuentan que, una anciana sin dientes seguía cabalgando con sus piernas flácidas atrás de una columna en marcha y ser objeto de las mismas atenciones que a las jóvenes. Ellas eran las famosas Veteranas, las que hacían de cocineras, enfermeras, madres y tantas cosas más


LAS ROSAS NEGRAS DE FLORA

  Rosa negra…que delatas el aura… los instintos más puros….y recuerdos de ansias…Rosa negra….que anidaste en mi vida, en un rincón del alma….te encuentro escondida.

 El rosal existe, hace por lo menos 35 millones de años y el interés es notable en las culturas más antiguas.
El primer testimonio histórico si sitúa en los valles entre el Tigris y el Eufrates, y en algunas excavaciones han sido descubiertos en Ur de Caldea y cuentan que, emperadores persas rodeaban las ciudades con árboles de rosas. Como también en los jardines colgantes de Babilonia. Cleopatra llegó a reemplazar el loto por la rosa.
Los griegos, le daban a la rosa un carácter especial. Para las reuniones secretas-donde se decidían las estrategias para la guerra, se hacían en una casa que en el techo se colocaba una rosa.
Las rosas negras florecen sólo en verano, en un pueblo de Turquía, llamado Hadfeti. En otras épocas del año las flores son de color morado-borgoña. Posee pigmentos hidrosolubles, también conocidos como “antocinianas” que le dan ese color, además del pH del agua.
Aquí en Entre Ríos, tenían gran prestigio, las rosas negras de Flora Urquiza. Cuentan personajes como Patol Guerrero de La Criolla (dpto. Concordia) que doña Flora tenía esa parte del jardín cercado, recelosa que le hurtaran un retoño o un esqueje y con escopeta en mano vigilaba a quienes llegaban a la casona como vendedores ambulantes o gurises que llevaban las verduras. No hemos podido conseguir datos para saber si el color negro lo obtenía de una mezcla especial de tierra y un agua preparada, aunque aseguran que trajo personal especializado para supervisar el jardín.
Flora del Carmen, vivía en el Palacio San José junto a sus hermanas. Fue bien educada, hablaba varios idiomas, tocaba el arpa y el piano, tenía muy buen gusto para la decoración y según su padre, - el general- tenía mucha gracia para bailar las danzas de la época.

Cuando murió su padre, recibió una importante herencia en tierras. Parte de ellas, las donó para fundar colonias. A ellas, le decían de apodo “criolla”, por eso, una de las colonias lleva su nombre La Criolla, y otras, Los Charrúas, Osvaldo Magnasco, Colonia Roca. En 1929 llegaron los primeros inmigrantes alemanes, italiano y franceses.