Rosa negra…que delatas el aura… los instintos más puros….y recuerdos de ansias…Rosa negra….que anidaste en mi vida, en un rincón del alma….te encuentro escondida.
El rosal
existe, hace por lo menos 35 millones de años y el interés es notable en las
culturas más antiguas.
El primer testimonio histórico si sitúa en los valles entre el Tigris y el
Eufrates, y en algunas excavaciones han sido descubiertos en Ur de Caldea y
cuentan que, emperadores persas rodeaban las ciudades con árboles de rosas.
Como también en los jardines colgantes de Babilonia. Cleopatra llegó a
reemplazar el loto por la rosa.
Los griegos,
le daban a la rosa un carácter especial. Para las reuniones secretas-donde se
decidían las estrategias para la guerra, se hacían en una casa que en el techo
se colocaba una rosa.
Las rosas
negras florecen sólo en verano, en un pueblo de Turquía, llamado Hadfeti. En
otras épocas del año las flores son de color morado-borgoña. Posee pigmentos
hidrosolubles, también conocidos como “antocinianas” que le dan ese color, además
del pH del agua.
Aquí en
Entre Ríos, tenían gran prestigio, las rosas negras de Flora Urquiza. Cuentan
personajes como Patol Guerrero de La Criolla (dpto. Concordia) que doña Flora
tenía esa parte del jardín cercado, recelosa que le hurtaran un retoño o un
esqueje y con escopeta en mano vigilaba a quienes llegaban a la casona como
vendedores ambulantes o gurises que llevaban las verduras. No hemos podido
conseguir datos para saber si el color negro lo obtenía de una mezcla especial
de tierra y un agua preparada, aunque aseguran que trajo personal especializado
para supervisar el jardín.
Flora del Carmen, vivía en el Palacio San José junto a sus hermanas. Fue bien educada, hablaba varios idiomas, tocaba el arpa y el piano, tenía muy buen gusto para la decoración y según su padre, - el general- tenía mucha gracia para bailar las danzas de la época.
Flora del Carmen, vivía en el Palacio San José junto a sus hermanas. Fue bien educada, hablaba varios idiomas, tocaba el arpa y el piano, tenía muy buen gusto para la decoración y según su padre, - el general- tenía mucha gracia para bailar las danzas de la época.
Cuando murió
su padre, recibió una importante herencia en tierras. Parte de ellas, las donó
para fundar colonias. A ellas, le decían de apodo “criolla”, por eso, una de
las colonias lleva su nombre La Criolla, y otras, Los Charrúas, Osvaldo Magnasco,
Colonia Roca. En 1929 llegaron los primeros inmigrantes alemanes, italiano y
franceses.
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